Muestra fotográfica denominada “Culturas Fragmentadas”.

La muestra  Durante la segunda mitad del siglo XX, mayores fracciones de la población indígena del Chaco Paraguayo fueron migrando a la periferia de las ciudades en búsqueda de mejores condiciones de vida. Esta migración fue producto de la colonización, del desplazamiento forzoso de sus territorios y de la desprotección por parte de un Estado ausente que ha incumplido con leyes nacionales e internacionales relativas a los pueblos indígenas. Esto se refleja tanto en la planificación e inversión pública, como en los imaginarios esencialistas y discriminatorios de las poblaciones urbanas no indígenas. A pesar de que en Filadelfia y Neuland la población indígena representa en promedio el 44% de la población urbana, esta población enfrenta actualmente los mismos problemas que décadas atrás por el aislamiento, la discriminación y la persistente vulneración de sus derechos fundamentales consagrados en la Constitución Nacional. Con la muestra se busca visibilizar la problemática de la población indígena urbana del Chaco Central y sensibilizar a la población en general y a los garantes de derechos con miras a incidir en prácticas que promuevan la inclusión, participación efectiva, la no discriminación, generando conocimiento que promueva una opinión pública favorable al respeto de los derechos de las comunidades indígenas, en particular de la población indígena urbana. Recorridos agendados hasta la fecha en el Chaco Central: – Radio Pai Puku: 09 al 14 de Agosto. – Centro Cultural de Neuland: 16 al 22 de Agosto. – Municipalidad de Mariscal Estigarribia: 23 al 30 de agosto. Iniciativa desarrollada en el marco del Proyecto: “Derechos Humanos e inclusión social de población indígena migrante en centros urbanos del Chaco Central”, implementado por el Consorcio Oxfam en Paraguay y Tierra Libre – Instituto Social y Ambiental, con el apoyo de la Unión Europea.

Campaña comunicacional sobre los derechos de la población indígena urbana del Chaco Central

El inicio de la misma tuvo énfasis en la zona del Chaco Central y actualmente se proyecta desde Asunción al nivel nacional. La iniciativa incluye la producción y difusión de programas y spots radiofónicos difundidos en radios comunitarias como en las de alcance regional y nacional, la puesta de una muestra fotográfica itinerante, un video documental y spot audiovisual, folletos impresos y un material educativo multimedia e interactivo a ser utilizado en escuelas y colegios del Chaco Central. El lanzamiento de la campaña en Asunción se realizará el 15 de setiembre, en el Centro Cultural de España Juan de Salazar (CCEJS) a las 19:30 horas. En el marco del lanzamiento, luego de su recorrido por comunidades indígenas urbanas y espacios públicos y privados de Filadelfia y Neuland, llega a Asunción la muestra fotográfica denominada “Culturas Fragmentadas”, cuya autoría pertenece al destacado fotógrafo Fernando Allen. La misma podrá ser visitada en diversos espacios públicos y privados de Asunción durante los meses setiembre, octubre y noviembre del corriente año.

Pueblo Manjui: Silenciosa limpieza étnica

El Pueblo Manjui, perteneciente a la familia lingüística Mataguayo, que durante la Guerra del Chaco había sido fuertemente impactado por la acción genocida del ejército boliviano y ahora se encuentra gravemente amenazado en todos los niveles por la desidia del Estado Paraguayo, tiene su territorio ancestral en el Alto Pilcomayo y en el Noroeste del Chaco Central, en el departamento de Boquerón, Chaco Paraguayo; actualmente se encuentra distribuido principalmente en tres comunidades en las cuales conforma la mayoría en su composición étnica: Wonta – Santa Rosa, Comunidad Manjui de San Agustín (zona de Pedro P. Peña) y la comunidad urbana sin tierra Abizais (en la entrada de la Picada 500 en Mariscal Estigarribia), además de conformar grupos minoritarios en diversas comunidades del Pueblo Nivaĉle. La situación de abandono y negligencia de las instituciones del Estado con esta población es total. El Pueblo Manjui tiene en Paraguay una población aproximada de 900 personas, la cual corre serio riesgo de desaparecer como etnia, como cultura y como lengua, sin embargo, hasta el año 2018 no tenían ni un solo milímetro cuadrado de tierra titulada en su territorio ancestral, y las escasas 1.000 hectáreas que poseen en San Agustín, no se encuentran en su territorio tradicional y son compartidas con la comunidad vecina nivaĉle. Estas pocas tierras que poseen han sido fruto de la iniciativa del Vicariato Apostólico del Pilcomayo, dejando claro que la desidia del Estado cuenta con una continuidad desde la época de la Guerra del Chaco hasta el presente. Este contexto que padece el Pueblo Manjui históricamente lo ha llevado a la situación límite en la que se encuentran en los últimos años, presionados demográficamente por la situación territorial, la situación de extrema pobreza, habiendo sufrido durante muchas décadas una mortalidad infantil extremadamente elevada, y la agresividad de las políticas de “planificación familiar” del Ministerio de Salud, que en realidad apunta al control de la natalidad –asociado en este contexto étnico con una clara connotación genocida– lo que constituye casi la única forma de presencia del Estado existente para las comunidades Manjui. No es exagerado constatar que en los hechos las políticas públicas en el Chaco Paraguayo han apuntado histórica y estructuralmente a la desaparición de este pueblo, siendo el INDI un actor principal en el desarrollo de tal política.

Pueblo Maká: El Estado paraguayo avasalla sus territorios

Los Maká son una etnia indígena de la familia lingüística Mataguayo, cuyo territorio ancestral es el Sur-Oeste del Chaco paraguayo, principalmente en la ribera del Río Pilcomayo. Durante la década de 1940, mediante la intervención del General Ruso Ivan Belaieff, contratado por el gobierno paraguayo para la Guerra del Chaco, tuvieron que abandonar su espacio de vida y trasladarse a la zona de Asunción, lo hicieron con el objetivo de recibir un espacio de compensación y nicho económico para la sobrevivencia. La migración total de los Maká culminó recién en la década de 1970 y todo este proceso se vio forzado por la inminente privatización del territorio Maká, que fue entregado a militares y/o vendido a ganaderos. Con la mediación de Belaieff y la Asociación Indigenista del Paraguay (AIP), se logró en 1944 mediante un Decreto Presidencial la entrega de un lote de 335 hectáreas para el asentamiento definitivo de los Maká, en la orilla chaqueña del río Paraguay, frente a Asunción, lugar denominado Fray Bartolomé de las Casas. Esta comunidad fue despoblada por los Maká definitivamente en 1983, tras una grave inundación por la crecida del río Paraguay que la asoló. Sin embargo, el Pueblo Maká es legal y legítimo propietario de estas tierras, pero aún así nunca fueron transferidas por el gobierno. Recién ante el reclamo y las presiones de los Maká, el INDERT tituló a nombre de la comunidad apenas 104 de las 335 hectáreas, una fracción significativamente menor a la comprometida en el Decreto de 1944, por lo que los Maká han entrado en una disputa contra el Estado paraguayo y las empresas privadas que violan sus derechos territoriales en esta y otras propiedades. Actualmente casi la totalidad de la población Maká reside en las zonas metropolitanas de Asunción, de Ciudad del Este y de Encarnación. La actividad económica principal es la venta de artesanía. Su forma de organización comunitaria tiene un líder electo en asamblea que representa a toda la etnia a nivel país. En la Zona Metropolitana de Asunción la población asciende a 2.211 personas, dónde la mayor parte vive hacinada en un predio de apenas 6 hectáreas en Mariano Roque Alonso.