Observatorio

Pueblo Manjui: Silenciosa limpieza étnica

El Pueblo Manjui, perteneciente a la familia lingüística Mataguayo, que durante la Guerra del Chaco había sido fuertemente impactado por la acción genocida del ejército boliviano y ahora se encuentra gravemente amenazado en todos los niveles por la desidia del Estado Paraguayo, tiene su territorio ancestral en el Alto Pilcomayo y en el Noroeste del Chaco Central, en el departamento de Boquerón, Chaco Paraguayo; actualmente se encuentra distribuido principalmente en tres comunidades en las cuales conforma la mayoría en su composición étnica: Wonta – Santa Rosa, Comunidad Manjui de San Agustín (zona de Pedro P. Peña) y la comunidad urbana sin tierra Abizais (en la entrada de la Picada 500 en Mariscal Estigarribia), además de conformar grupos minoritarios en diversas comunidades del Pueblo Nivaĉle.

La situación de abandono y negligencia de las instituciones del Estado con esta población es total. El Pueblo Manjui tiene en Paraguay una población aproximada de 900 personas, la cual corre serio riesgo de desaparecer como etnia, como cultura y como lengua, sin embargo, hasta el año 2018 no tenían ni un solo milímetro cuadrado de tierra titulada en su territorio ancestral, y las escasas 1.000 hectáreas que poseen en San Agustín, no se encuentran en su territorio tradicional y son compartidas con la comunidad vecina nivaĉle. Estas pocas tierras que poseen han sido fruto de la iniciativa del Vicariato Apostólico del Pilcomayo, dejando claro que la desidia del Estado cuenta con una continuidad desde la época de la Guerra del Chaco hasta el presente.

Este contexto que padece el Pueblo Manjui históricamente lo ha llevado a la situación límite en la que se encuentran en los últimos años, presionados demográficamente por la situación territorial, la situación de extrema pobreza, habiendo sufrido durante muchas décadas una mortalidad infantil extremadamente elevada, y la agresividad de las políticas de “planificación familiar” del Ministerio de Salud, que en realidad apunta al control de la natalidad –asociado en este contexto étnico con una clara connotación genocida– lo que constituye casi la única forma de presencia del Estado existente para las comunidades Manjui. No es exagerado constatar que en los hechos las políticas públicas en el Chaco Paraguayo han apuntado histórica y estructuralmente a la desaparición de este pueblo, siendo el INDI un actor principal en el desarrollo de tal política.